Te cuento cómo terminé cogiendo al hermano de un ex… 15 años después 🫣 (Tengo 3x años)

Hace mucho, cuando era joven, salí con un tipo de mi barrio que me llevaba como 9 años (él tenía 24). Era algo casual, normi, y no duró mucho porque en esa época yo andaba todavía pasando el polvo de mi primer amor. 😳  

Pero esta historia no es sobre él… sino sobre su hermano.  


Estaba en mi ciudad natal, en una de esas "andadas traviesas" que tanto me gustan. Esa noche concreté con un tipo (llamémoslo Damián) y fuimos a un vídeo… pero la experiencia fue un desastre (esa historia se las debo después).  


Frustrada y con las ganas a medio palo, Damián me propuso ir a un sauna. Como aún era temprano, accedí.  


Era martes, así que el lugar estaba casi vacío. Al entrar, en recepción, ¡me lo crucé! Era el hermano de ese casi-algo de hace años (le diremos Julio por anonimato… y porque ni me acuerdo de su nombre, jaja). Nos miramos, pero fingimos demencia. Él iba acompañado, y yo con Damián, así que cada quien por su lado.  


El sauna era nuevo para mí (antes tenía otro nombre y ubicación), así que Damián me guió por las zonas húmedas y oscuras. Había poca gente, pero ya saben cómo es el ambiente: todo el mundo al acecho, buscando manosear o ser manoseado. En un momento, nos separamos para explorar… y ahí, en un pasillo, Julio me paró.  


Julio:  

Un tipo bajito (1.60), gordito, pelo crespo y una mirada intensa que parecía decir "te voy a coger contra la pared" sin abrir la boca.  


El diálogo (o más bien, el preámbulo):  

"+Hola, ¿cómo estás?"  

-"¡Uy, Julio! ¿Qué tal? ¡Cuánto tiempo!"  

"¿Te acuerdas de mí?"  

-"Claro que sí…" (mentira, pero el cuerpo sí lo recordaba).  


Y así empezó todo.  


Nos metimos al baño turco, donde el calor y el vapor nos dieron la excusa perfecta. Él se arrodilló y empezó a chupármela como si no hubiera un mañana, mientras yo le agarraba esas tetas gorditas que tenía (mi debilidad total). No aguantamos mucho ahí dentro (el calor sofoca, pero el morbo calienta más), así que salimos a buscar un lugar más cómodo.  


El sillón tántrico (aka "La Silla Movistar")  

Había uno en una zona "semi-pública" (oscura, pero no tanto). Nos sentamos, seguimos tocándonos, y entre besos y mordiscos, mi verga encontró su camino hacia adentro.  


Julio gemía bajito, pero con esa voz ronca que me decía: "Hace años te deseaba… siempre me gustaste."  

Eso me prendió más, y empecé a darle con todo, sintiendo cómo su cuerpo gordito rebotaba bajo mí. ¡Era una delicia!  


En un momento, noté que Damián nos estaba mirando desde lejos. Le hice señas para que se uniera, pero solo sonrió y se quedó como espectador. ¿A quién le importa? Yo ya estaba en mi salsa.  


Julio, entre jadeos, me decía cosas sucias mientras yo le apretaba esas tetas y su barriga perfecta (sí, tengo fetiche con eso). Hasta que no pude más:  

-"Me voy a venir…"  

+"Vente… dámelo todo."  


Y ¡exploté! Adentro de él, mientras él se sacaba una leche espectacular que le cubrió el pecho, la barriga y hasta un poco de la cara. ¡Era un derroche!  


Como pasa entre hombres, después de coger nos pusimos a hablar como viejos amigos. Resulta que los dos pensábamos que nos caíamos mal (él por mi cara de pocos amigos, yo por su mirada asesina). "Siempre te quise tirar, pero creí que me odiabas", me confesó. ¡Qué ironía!  


Damián, por su parte, desapareció (y mi celular se quedó sin batería, así que ni modo de buscarlo). Acompañé a Julio a tomar su transporte, riéndonos de la casualidad y de lo rico que había estado. Lastima que no intercambiamos números (los dos sin batería, el destino jugando en contra).  


Le dije que me buscara en redes, pero… ¿quién se acuerda de nombres después de semejante encuentro?  


Ojalá me lo pueda topar por casualidad… porque ese culito gordito ¡merece una segunda ronda! 🍑🔥  

Comentarios